El planeta de los simios Re-evolución

Cuando ya hemos visto mucho material de esta temática, vuelve a la carga un casi clásico del cine de ciencia ficción: ‘El Planeta de los Simios’ esta vez en lo que se evidencia una precuela de lo ya conocido en aquella cinta estelarizada por Charlton Heston en 1968. Luego, y debido al éxito del film, la serie de TV de la década de los 70’s, y más recientemente la versión de Tim Burton estelarizada por Mark Whalberg y Estella Warren. En términos generales la temática central había girado sobre una visión post-apocalíptica de la tierra dominada plenamente por simios que ahora someten a la raza humana de manera similar a como históricamente los hemos tratado a ellos (los simios) o incluso peor.
Aquellos lectores que pudieron ver la serie de TV principalmente, seguramente recordarán que toda la acción inicia ya con ese nuevo orden o regiduría del planeta tierra y al igual que en las películas muy poco se menciona al origen de esta distopía*.
Aprovechando esta ‘laguna’ argumental los productores de Fox lanzan su propia versión de la historia pero -según ellos- sin estar ligada a intentos anteriores, aunque claramente la trama de esta obra está centrada en el orígen de la desarrollada inteligencia de los simios y que da rumbo a la subsecuente ficción.
Con la tecnología CGI (computer generated images), la representación de las diferentes especies de monos que aparecen en la película (chimpancés, orangutanes y gorilas) alcanza un muy aceptable nivel de realismo que adereza de manera interesante a la historia.
‘El planeta de los simios’ es una aventura de ciencia ficción que nuevamente plantea los temores humanos a los riesgos en procesos de investigación científica en los diferentes ámbitos del desarrollo humano. Ya hemos visto diversos ejemplos principalmente en historietas o comics como Hulk, Godzilla, Spiderman que son experimentos que se salen de control y terminan dando pie a historias en el terreno del cine y la televisión.
El planeta de los simios ‘Re-evolución’ es una cinta que coloquialmente citamos como ‘palomera’, tiene los ingredientes necesarios para hacernos pasar un rato de entretenimiento sin demasiada exigencia.
Algo de lo que me pareció más interesante es el autocuestionamiento que se hace el simio César (¡¿Queé...?!) acerca de su estatus indefinido en una sociedad regida por su pariente cercano el hombre, que no por ser pariente le da trato preferencial. De eso se desprende un breve diálogo de la guapa Dra.Caroline Aranha (Freida Pinto) con Will Rodman (James Franco) acerca de la conveniencia de mantener distantes la naturaleza salvaje de los simios de la convivencia social humana. Lo anterior puede llegar a ser punto de seria reflexión, toda vez que la naturaleza humana cada vez más, da muestras de un inusitado salvajismo que aún en los animales no logra verse, desprendido de su necesidad de alimentarse y luchar por su propia supervivencia o la de su especie.
Hay ciertos argumentos de tipo científico que permiten comprender los riesgos que las neurociencias y la biotecnología están tomando en pos de una mejor calidad de vida para pacientes con Alzheimer por ejemplo. De algo como lo anterior se nutre el tema central para desarrollar esta historia, lograda con secuencias vistosas principalmente por las animaciones híbridas entre actor-animador para hacer actuar a un puñado de simios que de manera poco creíble se encuentran en tal cantidad en un solo lugar que hacen ver una invasión de monos como si no fueran especies de muy baja población en cautiverio.
Actoralmente los únicos que logran destacar son John Lithgow como el padre enfermo del doctor Rodman, Tom Felton (el rubio pedante de Harry Potter) como el ‘celador’ mala-leche y por supuesto y de manera especial Andy Serkis al ser el ‘interprete’ de Cesar, el simio protagonista de esta ficción y que navega por un amplio espectro de estados de ánimo.
En una escala del uno al cinco le doy tres y medio, es entretenida pero creo que no será muy memorable.


* Una distopía, llamada también antiutopía, es una utopía perversa donde la realidad transcurre en términos opuestos a los de una sociedad ideal.