miércoles, 18 de enero de 2012

J.EDGAR, 'Información es poder'



Sin lugar a dudas, uno de los personajes de la historia moderna no solo de los Estados Unidos, sino de todo el mundo que más influencia ha demostrado, es precisamente J. Edgar Hoover. 

Para las nuevas generaciones podría ser uno más de los nombres que en algún momento repasen en sus clases de historia, otros más veteranos tal vez tengan aún recuerdos de este hombre que guarda una biografía muy interesante y llena de misterio. Para no ampliar innecesariamente este preámbulo solo mencionaré que se trata del ‘constructor’ del Buró Federal de Investigación de los Estados Unidos conocido por sus siglas en inglés como FBI, precísamente como lo identificamos hoy en día. 

J. Edgar es el nombre también de esta cinta rodada con mucha destreza por Clint Eastwood, actor y director norteamericano con una admirable capacidad de trabajo y por supuesto talento que en este film queda de manifiesto una vez más. 

Se trata de un trabajo principalmente biográfico pero contado con una interesante estructura a dos tiempos que técnicamente habla mucho del cuidado que tuvo el director y la producción para sacarla adelante evitando con mucho éxito caer en algún rastro de monotonía logrando una película interesante e inteligente porque tiene el valor de mantener un alto grado de interés en el ritmo de la narración. 

Cuando un funcionario público consigue mantenerse en su ‘hueso’* por más de dos o tres periodos que podríamos considerar como normales, empieza a levantar dudas que inicialmente pueden ser de admiración, para luego irse transformando en serias sospechas de los motivos de tan prolongada presencia. En la política mexicana (al igual, supongo yo, que en otros países), tenemos casos poco edificantes a este respecto. J. Edgar es una explícita manera de saber esos motivos que llevaron a nuestro personaje a permanecer casi cincuenta años aferrado a la silla de la agencia que indiscutiblemente él ayudó a desarrollar con gran visión pero también con alto grado de paranoia derivada del ambiente socio-político de Estados Unidos incluso antes de la Guerra Fría. Con Edgar Hoover, debían tener cuidado los enemigos de la nación pero también los inquilinos de la Casa Blanca. 

Gran trabajo histriónico de Leonardo Di Caprio, cada vez más alejado del arquetipo de galán que cargó durante algún tiempo. Para esta producción de los estudios Time Warner, Di Caprio personifica al hombre que da motivo a la película. Al desempeño actoral se le suma un buen trabajo de maquillaje y caracterización que hacen ver a un actor maduro que va de la juventud a la senectud del susodicho Hoover en tiempos alternados (racconto). En este asunto del maquillaje y la caracterización noté cierta disparidad entre el personaje de Di Caprio y el de Armie Hammer como Clyde Tolson a quien no pudieron dar más naturalidad en su vejez, se ve demasiado rígido y el actor se ve lento, pero no como anciano sino como sobreactuando esta circunstancia. También me pareció poco natural el maquillaje de Richard Nixon más no el de Naomi Watts como la señorita Gandy, otro interesante personaje de este capítulo de la historia. 

Creo que los amantes de la historia tendrán en esta cinta, un importante documento para analizar, los cinéfilos también la encontrarán interesante para comentar, los ciudadanos con agrado por la política tendrán detalles para debatir y otro sector la verá sin pudor… fuera del closet.



*Hueso .- En el lenguaje popular mexicano, se refiere despectivamente a un puesto en el gobierno. En figura metafórica es como un perro cuida a su hueso.

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